martes, 19 de abril de 2022

La santidad en relación a la salvación

 

La santidad en relación a la salvación

 




Llamados a ser santos

 

 “13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; 18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”                                               

1 Pedro 1:13-19

 

Introducción:

¿Qué motiva nuestra obediencia a Dios?

R/ Miedo, temor (respeto), amor

Después del acontecimiento que marcara nuestra vida determinando nuestra historia en un antes y un después de Cristo, me refiero a la salvación.

Vivimos un antes de Cristo  conforme a nuestro propio criterio pensando que no hacíamos mal a nadie que era nuestra vida.

Ahora, Dios no me hace libre para ser egoísta, sino que soy parte de un propósito en Dios.                                                                                                                           Yo no tengo que renunciar a quien soy, yo me realizare como persona  individualmente, de lo que tengo que renunciar es al pecado.

 

 “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad”

2 Tesalonicenses 2:13

 

1) Dios es Santo

a) Cuando hablamos de la santidad de Dios hablamos de la perfección ética y moral de Dios, la palabra santo en hebreo proviene de una palabra que significa cortar, separar. Por tanto, por la santidad de Dios debemos entender primeramente su separación de todo lo que existe. Dios es separado de todo. Dios es distinto de todo. Nada ni nadie es igual a Dios

 “¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo.”

Isaías 40:25

b) La santidad de Dios es también su separación del pecado. Dios es éticamente santo. Dios es separado de todo mal moral. Y en virtud de eso Dios no tiene comunión con el pecado.

  • v  En Habacuc 1:13 “Muy limpio eres de ojos para ver el mal”                                           Dios no ve el mal, es decir, Él no lo aprueba, ni se deleita en el pecado.

 

  • v  Dios no sólo detesta el pecado, Él lo aborrece con todo su ser.                                     Salmo 5:4-6 “4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti. 5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. 6 Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.”

 

v  1 Juan 1:5 “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él”


2) Dios es Santo  y es quien santifica (Salvación)

  • v  Es la obra acabada de Cristo de habernos santificado (es decir, trasladándonos de un estado de alejamiento impío a uno de consagración a Dios, ya sin “más conciencia del pecado.

“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”

1 Corintios 6:20

 “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”

1 Pedro 1: 14, 15

 

“En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”

Hebreos 10:10

  • v  Es una obra completa de Dios en el creyente, en esencia, el perdón de los pecados y la limpieza de conciencia, hace posible la consagración a Dios de los que son santificados. (Obra de Dios)

 

3)  Agradar a Dios y obedecerle (santificarnos) son dos cosas muy diferentes.

a) Agradamos a Dios al  confiar en los méritos de Cristo no en nuestros méritos                                                 

 

  • v  Somos aceptados en la familia de Dios por el sacrificio de  Cristo.                            “6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”

Efesios 1:6-7

 

v  La muerte de Cristo nos redime.

“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1Corintios 6:20)

 

v  Nos acerca a Dios, nos reconcilia con El

“en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.” (Colosenses 1:14; Efesios 2:11-18)

 

v  Nos justifica

“24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Romanos 3: 24-25)

  

v  Nos comunica la santidad y la vida nueva de Cristo.

“quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tito 2:14; Efesios 5:27).

 


b) La santidad en relación a la salvación, la santificación es el resultado de la salvación.

Si bien es cierto que el obedecerle le agrada a Dios somos aceptados no por nuestros méritos, sino, por los méritos de Cristo

  • v  Cuidado ¡obediencia no legalismo!                                                                        Cuando hablamos de la obediencia, estamos hablando del fruto de nuestra salvación, una vida dedicada a honrar a Cristo mediante la búsqueda de la santidad.

  • v  La santidad como obediencia no sacrificios.                                                                   “22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”

1 Samuel 15:22

Culto, ofrendas, etc.


c) Ser santificado es ser "apartado". Los sinónimos para santificado son   santo, consagrado y bendito, no es algo que paso una vez, es continúa a lo largo de nuestra vida.

  • v  Para que algo sea santificado significa que es apartado para un uso especial.         1Pedro 1:16 “porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”

 

  • v  Las personas que son santificadas nacen de nuevo y, por lo tanto, son parte de la familia de Dios.                                                                                                      Hebreos 2:11  “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”

 

"Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (1 Tesalonicenses 5:23)

 

Conclusión:

La obediencia bíblica a Dios

  • v  Significa escuchar, confiar, someterse y entregarse a Él y a Su Palabra. Mientras que la Biblia pone un fuerte énfasis en la obediencia, es importante recordar que los creyentes no son justificados (hechos justos) por la obediencia, sino son justificados por la fe en Jesucristo. La salvación es un regalo gratuito de Dios y no podemos hacer nada para merecerla.

 

  • v  La obediencia a Dios es considerada una virtud y se la define como acatar Su voluntad, aceptar sus designios, someterse a Su autoridad; es por tanto una actitud que el ser humano debe aprender, no viene de manera innata, es algo que debemos desarrollar con el paso del tiempo.

 

Aplicación:

La verdadera obediencia cristiana fluye de un corazón lleno de gratitud por la gracia (Salvación) que hemos recibido del Señor.

No nos motiva méritos tales como: Alcanzar el favor de Dios (En cristo), tampoco  el temor por las consecuencias de no obedecer, sino el amor.

Mi amor a Dios entendiendo que en esto no tengo mérito alguno pues él me amo primero (1 Juan 4:19) y Jesús nos dijo cómo le podemos demostrar el amor:

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos (Juan 14:15) ¡Quiere decir que si no le obedecemos es porque no le amamos realmente!

 

“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.                                      Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.                                                                                                                                    Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.  Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”

Juan 15:10-14

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