La santidad de nuestros cuerpos
“Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de
Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que
anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.”
Isaías 35:8
.
Para comprender la
importancia de la santidad en nuestros cuerpos vamos a iniciar analizando
varios conceptos que en acuerdo con la biblia nos iluminaran para una mejor comprensión.
I – La dos naturalezas
Cuando a Adán Dios le
presento a Eva él dijo:
“Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne” Génesis 2:23.
Era de su misma sustancia y naturaleza y de
esa misma sustancia participo su descendencia… fuera para bien o para mal
En la biblia encontramos
que la persona en cristo participa de dos naturalezas:
- Esta la vieja naturaleza y la nueva naturaleza Juan 3:6.
- El hombre carnal y el hombre espiritual 1 Corintios 3:1.
- El hombre exterior y hombre interior 2 Corintios 4.16.
- El viejo hombre y el nuevo hombre Efesios 4:22-24.
El hombre adámico
participa de la naturaleza caída de su padre Adán.
“Por tanto, como el
pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”
Romanos 5:12
La persona en Cristo
participa de la nueva naturaleza y se libera del poder del pecado.
“Pero gracias a Dios,
que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella
forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado,
vinisteis a ser siervos de la justicia.”
Romanos 6:17- 18.
El hombre no son dos
cosas o tres como se ha querido enseñar, el hombre es uno “espíritu, alma y
cuerpo”
Tampoco que todo termina
cuando morimos y nuestra alma inmortal estará siempre con el Señor como si no necesitase
de cuerpo.
Pablo hablando de la
esperanza de los cristianos dice que: “Porque es necesario que esto corruptible
se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”
1 Corintios
15:53-55.
Cristo no solo resucito
espiritual mente sino físicamente y dio evidencia.
“Más ahora Cristo ha
resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”
1Corintios
15:20
En apocalipsis vemos las
almas de los que murieron por causa de
la palabra de Dios que no estaban en reposo aunque estaban en la presencia de
Dios.
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el
altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios
y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo,
Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en
la tierra?”
apocalipsis 6:9-10
II – La “carne” no se refiere únicamente al cuerpo, sino
a la inclinación pecaminosa del alma
El cristiano no se debe
frustrar por tener sentimientos y deseos pecaminosos pues todavía está en un
cuerpo no regenerado el hombre interior esta regenerado “nueva creación” pero el exterior aunque en parte pues a causa
de la nueva naturaleza espiritual al haber sido redimido de las consecuencias
del pecado y declarado justo y como la consecuencia del pecado es la muerte al
no estar bajo muerte en cristo el pecado ya no lo gobierna.
El pecado se enseñoreara
del creyente en la medida que el creyente se lo permita, el hombre sin cristo
no puede negarse a pecar pues es esclavo a causa de la naturaleza caída, pero
el creyente revestido de la nueva naturaleza en cristo es libre del poder del
pecado para agradar a Dios.
¿Qué vendrá la tentación?
Vendrá pero en él esta si por la fe lo resiste.
“Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros.”
Santiago 4:7
La carne es débil… si…
pero, nosotros no vivimos según la carne para que sirvamos al pecado.
Dios a través de cristo
nos capacito haciéndonos aptos para glorificar a Dios en nuestros cuerpos.
“Y el Dios de paz que
resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las
ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para
que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de
él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
Hebreos 13:20 - 21
III - Hemos sido comprados por lo que no nos pertenecemos
a nosotros sino a aquel que nos compro es decir a cristo.
“Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios.”
1Corintios 6:20
Y no solo es que nos perdonó
sino que nos adoptó somos hijos de Dios no solo espiritual también en la carne
dice que somos carne de su carne, al día de hoy nuestro cuerpo no ha sido
regenerado, lo que sucederá cuando el regrese.
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no
se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.”
1 Juan 3:2
La importancia de la
santidad de nuestros cuerpos es discernir:
En el cristiano no es
que debe morir el cuerpo para ser libres del pecado como si el cuerpo es malo…
lo que ha de morir es la inclinación al pecado.
Si mi carne es la carne
de Cristo cuando peco en la carne estoy ¡pecando con el cuerpo de cristo!
“Porque nadie aborreció
jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a
la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos”
Efesios 5:30
El pecado es pecado pero
cuando pecamos con nuestro cuerpo estamos pecando con el cuerpo que cristo
compro y que es habitación del Espíritu Santo y al designársela a nuestro cuerpo “templo” es con la idea y
propósito de consagración… consagramos nuestro cuerpo ósea lo apartamos para
glorificar a Dios en el cómo morada santa.
“Huid de la fornicación.
Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; más el que
fornica, contra su propio cuerpo peca.”
1 Corintios 6:18
“pues la voluntad de
Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación”
1 Tesalonicenses 4:3
“Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios.”
1 Corintios 6:20
Si este mensaje ha sido de bendición para tu vida, te invito a compartirlo, también me gustaría saber de usted y tener el privilegio de orar por ti.
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