La existencia de Dios.
Un asunto de la razón y de la más profunda
devoción religiosa.
(Hechos
17:16-34)
Pablo en Atenas
Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía
viendo la ciudad entregada a la idolatría. Así que discutía en la sinagoga con
los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. Y algunos
filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían:
¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos
dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. Y
tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva
enseñanza de que hablas? Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos,
pues, saber qué quiere decir esto.
(Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en
ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)
Pablo se dirige al Areópago
Entonces Pablo, puesto en pie en medio del
Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;
porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual
estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues,
sin conocerle, es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las
cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en
templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si
necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las
cosas.(A) Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que
habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los
tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna
manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno
de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de
vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo,
pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o
plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. Pero Dios,
habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos
los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día
en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó,
dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. Pero cuando oyeron lo de
la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos
acerca de esto otra vez. Y así Pablo salió de en medio de ellos. Mas algunos
creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita,
una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.
Los epicúreos creían en la libertad del goce de los placeres como esencia de la felicidad, rayando el Hedonismo (satisfacción del yo, sin considerar a los demás), pero controlados por la razón. También creían en los seres espirituales representado en los dioses, pero que estos no tenían interés en la raza humana, así que permanecían lejos de los hombres. El alma del hombre era "real", material (representado por átomos) y que al momento de la muerte se disolvía, dejaba de existir, en pocas palabras no había inmortalidad o vida después de la muerte, menos resurrección.
Los estoicos eran mas sapienciales y
racionales. tenían un alto concepto de la ética como forma de vida y la
espiritualidad la veían de forma panteísta (que Dios estaba en todo y en
todos). A diferencia de los epicúreos, dominaban las pasiones y soportaban de
forma serena el sufrimiento (de ahí la frase "sufrió estoicamente").
su alto concepto de la sabiduría y el bienestar, los hizo mas populares en
Roma, llegando a tener en sus filas a altas personalidades que adoptaron estas
creencias, como el filosofo Séneca, tutor de Nerón.
El apóstol Pablo les hablo de
resurrección, inmortalidad, de un Dios personal e interesado en la humanidad,
por lo que fue chocantes para muchos, rechazándolo con mofas. las corrientes
que el apóstol quiso confrontar, solo podían ser hechas por una persona que
conociera el entorno cultural y las líneas de pensamiento de sus
interlocutores.; produjo una discusión inteligente con astucia, y ante las
afirmaciones de sus aseveraciones, los demás no pudieron contrarrestar,
convirtiendo a algunos pocos, pero importantes; como Dionisio, quien a
posterior, según la tradición, fuera obispo de la iglesia de Atenas.
Conocer al Dios invisible
es un gran reto para el espíritu humano. Muchos se acobardan ante él. Otros no
quieren conocer a Dios porque ello supondría tener que cambiar su vida. Quién
dice que la pregunta acerca de Dios carece de sentido, porque no se puede
resolver se lo pone demasiado fácil.
La existencia de Dios es
la verdad fundamental de la religión, el punto de partida. No tendría siquiera
sentido hablar de la fe, de la religión o del dogma sin antes dejar sentada
esta verdad. La razón humana, con su sola fuerza, sin ayuda de lo sobrenatural,
puede llegar a demostrar la existencia de Dios, y a deducir muchas de sus
perfecciones.
Ciertamente no podemos
comprender a Dios, pues siendo infinito, no puede abarcarlo el limitado
entendimiento humano; pero podemos conocerlo.
1 -
“¿existe Dios?”
Nuestra respuesta para esta pregunta hace
mella en cómo miramos el mundo, cómo nos comportamos, y lo que esperamos para
el futuro.
Si Dios existe, entonces probablemente somos
responsables ante este Dios. El universo puede tener significado y propósito.
Además, nuestra propia existencia no puede cesar en la muerte física. Si Dios
no existe, sin embargo, entonces estamos probablemente aquí por casualidad y no
somos responsables para algún ser trascendente. Esta vida puede ser todo lo que
tenemos, así es que viva su vida en lo que considere oportuno y disfrútela.
Tradicionalmente, ha habido cuatro argumentos
principales para la existencia de Dios: (1) el argumento cosmológico; (2) el
argumento teleológico; (3) el argumento ontológico; Y (4) el argumento de la
ley moral. Abajo hay explicaciones de cada uno de los argumentos y respuestas
comunes hacia ellas.
A - EL ARGUMENTO COSMOLOGICO (Estudio del
universo)
El Argumento Cosmológico es también conocido como el "Argumento de
la Primera Causa". Es un argumento filosófico a favor de la existencia de
Dios, el cual explica que todo tiene una causa, que debe haber existido una
primera causa, y que esta primera causa no se ocasionó a sí misma. Se refiere a
un conjunto de argumentos o patrones de pensamiento que
nos llevan concluir que Dios es real por la observación de
que las cosas que nos rodean nunca existen a menos que algo más las haga
existir. Así que el argumento cosmológico nos hace pensar en Dios como causa
generadora o fuente iniciadora de cosas y sucesos, ya que no puede haber una
serie infinita de cosas que hagan existir lo que nos rodea.
Este argumento va del efecto a la causa. Todo lo que comenzó, debe su existencia a una causa que es igual a
la producción.
Vemos el mundo en el que vivimos, y nos preguntamos cómo llegó a existir. ¿Se
originó por sí solo? o ¿está la causa de su existencia fuera de sí mismo? Que
no pudo llegar a su existencia por si solo es obvio, así como tampoco una computadora y
papel por si solos pueden componer un libro. La Biblia dice que toda casa es
construida por algún hombre. (Mateo 7:24-27). Así es con el universo.
El universo debe su existencia a una causa.
El universo es un fenómeno o un efecto que no
siempre ha existido y que indica una causa adecuada. El argumento cosmológico
presenta evidencia de que Dios existe y que es la Primera Causa de todas las
cosas.
Existen cuatro teorías que han sido
propuestas por filósofos y
metafísicos en cuanto al origen del universo material:
·
1. que la constitución de
la naturaleza es
eterna y que sus formas han existido siempre.
·
2. que la materia ha
existido siempre, pero su constitución presente y su forma han estado sujetos
a un auto-desarrollo,
lo cual era la creencia de Epicuro, y es también la creencia del ateo moderno.
·
3. que la materia es eterna, pero su
clasificación presente y su orden son la obra de Dios, como enseñaban Platón, Aristóteles y
muchos otros.
·
4. que la materia es una cosa creada,
habiendo sido traída a la existencia de la nada por el poder engendrador
de Dios, lo cual es la revelación bíblica.
La última de estas cuatro filosofías no debe
ser confundida con la noción imposible que el universo ha evolucionado por sí
solo de la nada. Su declaración es que Dios por su infinito poder ha causado
que la materia inexistente exista. Está escrito: "En el principio creó
Dios los cielos y la tierra"
(Gn. 1:1), y,"... de modo que lo que se ve fu e he eh o de lo que no se
veía" (He. 11:3).
Leland ha declarado: "Pocos, si algunos,
de los antiguos filósofos paganos reconocieron que Dios es, en el más propio
sentido, el Creador del universo. Al llamarlo... "el Arquitecto del
universo", ellos no querían decir, que Él lo trajo de la inexistencia a la
existencia, sino solamente que Él lo fabricó demateriales prexistentes,
y lo dispuso en una forma y orden regular" (La Necesidad de la
Revelación, citado por Watson, Insitutos, I, 274).
El Argumento Cosmológico para la existencia de Dios es de esta manera:
"El mundo no podría existir por sí mismo así que debe haber existido una
causa primaria que lo hizo existir. Esta causa primaria es Dios. O viéndolo de
otra manera, el universo no podía simplemente haber existido por sí mismo –
alguien o algo lo debió haber creado. Esta causa del universo es Dios".
·
E. Conclusión:
¿Qué dice la Biblia? La Biblia nos dice, desde el primer verso mismo, que Dios creó el
universo. "En el principio Dios creó los cielos y la tierra" (Génesis
1:1). "Jehová hizo los cielos" (1ra de Crónicas 16:26). Sabemos que
Dios mismo no es una parte física del universo. 2da de Crónicas 2:6dice:
"…los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerlo".
También sabemos que "Jehová, el Dios eterno" (Génesis 21:33) es
eterno e infinito. "Él señorea con su poder para siempre" (Salmo
66:7). La Biblia nos enseña muy claramente que Dios es la Primera Causa no
ocasionada, el cual creó al universo por Su propia voluntad.
El Argumento Cosmológico es consistente con
el relato bíblico del principio del universo y de la "Primera Causa".
Sin embargo, es sólo uno de muchos indicadores y
evidencias que apuntan a la existencia de un Dios Creador, como lo revela la
Biblia.
EL ARGUMENTO TELEOLOGICO
·
El Argumento Teleológico es también conocido
como "El Argumento del Diseño". Es el argumento sobre
la existencia de Dios que se basa en la premisa de que
existiría una evidencia percibida de un mundo y
un universo "diseñado". Se basa en aquellos
aspectos del mundo que al ser complejos, parecen haber estado diseñados; y que
en consecuencia, parecen obedecer un objetivo o una finalidad de un ser
inteligente.
El principio del Argumento Cosmológico es el
fundamento sobre el cual El Argumento Teleológico se edifica. Este argumento procede a establecer, a través de evidencia
racional, la inteligencia y el propósito de Dios, manifestados en el designio,
la función,
y la consumación de todas las cosas en la creación. Declara que un diseñador
debe existir ya que el universo y las cosas vivientes exhiben marcas de diseño en
el orden, consistencia, unidad y modelo de
cada uno de ellos. Por esto, deben haber sido diseñado por un gran Diseñador o
Dios. El argumento teleológico no podría ser mejor expresado que como aparece
en las palabras del salmista: "El que hizo el oído ¿no
oirá? El que formó el ojo ¿no verá? El que castiga a las naciones ¿no
reprenderá? ¿No sabrá el que enseña al hombre la ciencia?"
(Sal.94:9-10). El hecho de la existencia de un diseño, que es demostrado en
toda cosa creada, exhibe la inteligencia y el propósito racional del Creador.
Para probar la existencia de Dios, los
teístas frecuentemente usan el Argumento Teleológico. Por ende, este argumento
sugiere que donde hay diseño, debe haber un diseñador. En una forma lógica, se
presenta el argumento de la siguiente manera:
·
1. Si el Universo muestra evidencia
de diseño, debe tener un diseñador.
·
2. El Universo muestra evidencia de
diseño.
·
3. Por tanto, el Universo debe haber
tenido un diseñador.
Hay un gran orden y diseño en el universo (por ejemplo: las galaxias, los planetas, animales, plantas,
el cuerpo humano,
etc.) Y también sabemos que en cuanto más complejo el diseño, más inteligente
su diseñador. Por lo tanto, el diseñador del universo debe ser una persona muy
inteligente. Pero ¿por qué deducimos que este diseñador es una persona?
Solamente una persona puede tener una mente (con la capacidad de pensar y
diseñar.) Una fuerza impersonal no puede pensar ni diseñar nada porque carece
de una mente. Así que, este argumento nos indica que el diseñador del universo
es un ser personal y
muy inteligente.
Una analogía típica de éste, es el "argumento
del relojero" ("Watchmaker Argument"), el cual fue
dado por William Paley (1743-1805). El argumento es el siguiente: Si Ud.
encuentra un reloj en un campo vacío, lógicamente concluirá que este fue
diseñado y que no es el producto de
una formación al azar. De igual manera, cuando miramos la vida y el universo,
es natural concluir que existe un diseñador y que vemos cómo la forma del
universo y de la vida, operan perfectamente. El ojo es usado típicamente como
un ejemplo de diseño. Este tiene un desarrollo maravilloso; pero para que
cumpla su función, deben existir muchas partes convergentes que de forma
individual no tendrían función sino que tienen valor sólo
en el todo del diseño. Sólo en la total combinación es que éstos exhiben su
función completa y esta función se debe al diseño.
·
Conclusión:
Los que no creen en Dios no han pasado por
alto esta forma correcta de razonamiento lógico y sus implicaciones. Incluso
los incrédulos admiten que no se puede obtener un poema sin un poeta, una ley sin
un legislador, una pintura sin
un pintor, o un diseño sin un diseñador. Sin embargo, aunque muchos incrédulos
admiten que el diseño demanda un
diseñador, niegan que exista diseño suficiente en la naturaleza para establecer
la existencia de un Gran Diseñador. El desacuerdo entre la persona que cree en
Dios y la persona que no cree en Él no tiene nada que ver en absoluto con el
hecho que el diseño demanda un diseñador. En cambio, el punto de desacuerdo es
si existe o no diseño adecuado en la naturaleza para probar la existencia de un
Diseñador. Aquí es cuando el Argumento Teleológico entra en escena.
La Biblia dice en Isaías 40:12-14,
26, que Dios "midió las aguas...pesó los montes...creó estas
cosas...las llama por sus nombres". Con esto se nos dice que hubo un plan,
una determinación o un propósito al haber hecho cuanto existe. No fue obra de
la casualidad. La creación fue hecha con poder y con sabiduría. ¿Quién tuvo esa
idea? ¿Quién hizo ese plan? Donde hay un plan, donde hay una idea; donde hay sabiduría,
hay persona y esa persona es Dios. (Véase: Romanos 1:18-22, Salmo
104:24)
EL ARGUMENTO ONTOLOGICO
·
2. El Argumento Ontológico es un
argumento que intenta demostrar la existencia de Dios mediante la observación
o análisis del ser; es decir de lo real. Este
argumento es diferente al Argumento Cosmológico y Teleológico; ya que no se
basa en la observación del universo como lo hace la cosmología y teleología,
sino más bien empleando únicamente la razón, el argumento ontológico razona a
partir del estudio de lo que existe.
El argumento ontológico puede ser indicado de
este modo: "Dios es el ser inimaginable más grande. Uno de los aspectos de
la perfección o de la grandeza es la existencia. De esta manera, Dios
existe". O diciéndolo de otra manera – "el hecho de que Dios puede
ser concebido significa que él debe existir".
El argumento dice:
·
1. La idea de un ser perfecto
existe.
·
2. Para ser "perfecto", Dios
debe ser más grande que cualquier otro ser que podamos imaginar.
·
3. Un Dios real sería más grande que uno
imaginario.
·
4. Dios no puede existir solo en nuestra
imaginación, pues en ese caso el no sería perfecto.
·
5. Por lo tanto, Dios debe existir en
realidad.
Este argumento encuentra en la mera
idea de Dios la prueba de su existencia. Este argumento dice que la
existencia de Dios es asegurada porque la mente humana, la cual ha sido creada
por Dios, cree en la existencia de Dios. Es decir, Dios es el Creador de la mente
humana, la cual posee este concepto de Dios por voluntad divina.
·
E. Conclusión:
Es por medio de este argumento que llegamos
al conocimiento de la existencia del Autor del universo y no por medio de
especulaciones abstractas de necesidad. Nunca hubiésemos sabido que El existe,
sino por nuestra propia existencia y la de otros seres a nuestro alrededor, y
como de ese modo comprendemos que El existe y tiene que existir. (Hechos
17:23-28; Hebreos 11:4-6). El cristiano quien, por sobre todo, reconoce el
"así ha dicho Jehová" y está consciente del poder iluminador provisto
por Dios, se beneficiará muy poco de los argumentos teístico-naturalistas; sin
embargo estos argumentos existen y contribuyen a la teología aquello que la
razón facilita. En esta base estos argumentos deben ser considerados por todo
estudiante de teología.
EL ARGUMENTO ANTROPOLOGICO
·
El Argumento Antropológico llamado
también el "Argumento de la Ley Moral". Es un argumento a favor de la
existencia de Dios basado en el reconocimiento que el sentido moral universal del ser humano en cuanto a lo que es
correcto y equivocado viene de Dios. (Ver Romanos
2:14-15). Este argumento no es como el cosmológico que contempla el universo
entero, o el teleológico que observe el elemento del designio en el universo
entero, sino que se restringe a la evidencia concerniente la existencia de
Dios, y sus cualidades, que pueden ser notadas por medio de la constitución del
hombre. (Salmo 94:9-10)
La conciencia y la naturaleza moral del hombre exige un
creador consciente y moral. El hombre tiene
una naturaleza moral, esto es, su vida está regularizada por los conceptos de
bien y de mal. Sabe que hay un curso recto de acción que debe seguirse y un
curso errado que debe evitarse. Ese conocimiento se llama conciencia. Cuando el
hombre obra con rectitud la conciencia lo aprueba y aplaude; cuando obra mal lo
condena.
·
Hipótesis:
¿En qué consiste el Argumento Moral? En
resumen, este argumento dice lo siguiente:
·
1. Las leyes morales
existen
·
2. Dichas leyes debieron ser promulgadas
por alguna autoridad moral.
·
3. Por lo tanto, debe existir un gran
dador moral
Veámoslo más despacio. En todas las
culturas existe una noción de lo bueno y lo malo. No hay ninguna cultura que
no tenga normas de comportamiento.
Todos los grupos reconocen
que la honestidad es
una virtud, junto con la sabiduría, la valentía y la justicia.
Y aun en las tribus más remotas de la jungla, el homicidio,
la violación, la mentira y
el robo son reconocidos como malos, en todo lugar y en todo tiempo. Surge la
pregunta: "¿De dónde vino este sentido de moral?". ¿Quién puso esa
moralidad en las personas? Debió ser alguien que tenga el
conocimiento exacto de lo que es bueno, y lo que es malo, y ese
ser no es otro que Dios. ¿O de qué otra manera pudo el ser humano distinguir
entre lo bueno y lo malo? C. S. Lewis mencionó en una de sus obras: "Un
hombre no dice que una línea está torcida a menos que tenga alguna idea de lo
que es una línea derecha". Es Dios quien proporciona al hombre la idea de
una línea derecha.
Las leyes morales existen, y son tan reales y
ciertas como las leyes físicas. El hecho de que no podamos medirlas o pesarlas
no las hace falsas. Para la humanidad la palabra justicia tiene sentido. Si no
existieran leyes morales, la humanidad no existiría como tal: estaríamos
reducidos a otra especie animal en la tierra. Palabras como "bueno",
"malo", "justo", carecerían de sentido.
Si la moralidad existen en el ser humano,
entonces Dios existe, porque Él es quien pone en la conciencia humana el
sentido del bien y el mal (Romanos 2:14-15)
Es verdad que puede haber diferencias de
opinión sobre qué es bueno y qué es malo; para algunas sociedades ciertas
conductas pueden ser aborrecibles, mientras que en otras es normal y hasta
deseable. Pero hay otras conductas que, a lo largo de la historia, han sido
calificadas como perversas y en contra de la moral (el
homicidio, el robo, la violación de un niño, etc.)
·
Conclusión:
De la misma manera, esta ley moral de la cual
todos estamos conscientes debe tener una autoridad. Así que la mejor
explicación para la existencia de esta ley moral es una autoridad que
trasciende al individuo y
a las diferentes culturas, o sea, Dios.
El ateo Michael Martin dice que los
Cristianos tienen las mismas razones que los ateos para condenar la violación
sexual (u otras conductas inmorales): viola los derechos de la
víctima, daña la sociedad, etc. De seguro,
lo que Martin quiere decir es que los ateos pueden conocer el
bien sin Dios – y es cierto. Como todo ser humano está creado a la imagen de
Dios, pueden conocer el bien sin conocer a Dios. Sin embargo, eso de ser bueno
es otra cosa. Al suprimir la existencia de Dios, el ateo no tiene fundamento
para darle valor al ser humano – ni siquiera responsabilidad moral
a favor de él. Los Cristianos sí pueden arraigar cosas como los derechos
humanos y su dignidad porque
entendemos que todos fuimos hechos a la imagen de un Ser supremo y eternamente
valioso.
¿Cómo alguien que no cree en Dios explica el
hecho de que todos los seres humanos somos igualmente valiosos? Hay gente flaca
y gorda; unos más inteligente que otros; otros más bonitos; otros más fuertes.
¿Qué valor tienen en común todos los seres humanos, si no están todos
hechos a la imagen de Dios? No se está hablando de qué es lo que nos separa de
los animales, sino qué nos une los unos a los otros.
Personas racionales con valor intrínseco
no salen de procesos impersonales,
inconcientes, no-guiados y sin valor a través del tiempo.
Un Dios personal,
conciente de sí mismo, con propósito y bueno provee el contexto natural y
necesario para la existencia de personas humanas con valor, derechos y responsabilidad moral.
En otras palabras, la personalidad y
la moralidad están
necesariamente conectados: los valores
morales están en nuestra persona.
Sin Dios (es decir, sin un Ser personal), ninguna persona – y, por ende, ningún
valor moral – existiese. Sólo si Dios existe podemos realizar las propiedades
morales.
CONCLUSION FINAL DE LOS ARGUMENTOS RACIONALES:
Cada uno de estos argumentos nos indica
qué clase de
Dios es el que existe. Cada argumento apunta hacia el Dios de la Biblia. Así
que el único candidato para ser el Dios que creó y diseñó el universo,
y que puso esta ley moral
en nuestros corazones es el Dios de la Biblia. Por último, es importante
reconocer que cada argumento tiene sus puntos fuertes y débiles. Creo que la
mejor estrategia es
utilizar estos tres argumentos en conjunto. De esta manera, el punto débil de
un argumento es contrarrestado por el punto fuerte del siguiente argumento. Así
podremos hacer una presentación convincente para la existencia de Dios.
Pero la próxima pregunta que debemos abordar
es la siguiente: si existe un Creador eterno (y ya hemos demostrado que así
es), ¿qué clase de Creador es Él? ¿Podemos inferir opiniones acerca de Él en
base a las cosas que ha creado? En otras palabras ¿podremos entender la causa
por sus efectos? La respuesta a esto es sí, podemos hacerlo, deduciendo las
siguientes características:
• Él debe ser de naturaleza sobrenatural (puesto que Él creó el tiempo y el espacio).
• Él debe ser omnipotente (excesivamente poderoso).
• Él debe ser eterno (auto-existente).
• Él debe ser omnipresente (Él creó el espacio y no está limitado por él).
• Él debe ser eterno e inmutable (Él creó el tiempo).
• Él debe ser inmaterial porque trasciende el espacio y lo físico.
• Él debe ser personal (lo impersonal no puede crear la personalidad).
• Él debe ser infinito y único puesto que no puedes tener dos infinitos.
• Él debe ser plural y sin embargo tener unidad puesto que la unidad y la diversidad existen en la naturaleza.
• Él debe ser omnisciente (supremamente inteligente). Solo un ser cognoscitivo puede producir seres cognoscitivos.
• Él debe tener propósito puesto que creó todo deliberadamente.
• Él debe ser moral (ninguna ley moral puede obtenerse sin un dador).
• Él debe ser protector (o no habrían sido dadas leyes morales).
Siendo ciertas estas cosas, ahora preguntamos si alguna religión en el mundo describe a tal Creador. La respuesta a esto es sí: el Dios de la Biblia se ajusta perfectamente a este perfil. Él es sobrenatural (Génesis 1:1), poderoso (Jeremías 32:17), eterno (Salmo 90:2), omnipresente (Salmo 139:7), eterno/inmutable (Malaquías 3:6), inmaterial (Juan 5:24), personal (Génesis 3:9), necesario (Colosenses 1:17), infinito/único (Jeremías 23:24, Deuteronomio 6:4), plural pero con unidad (Mateo 28:19), inteligente (Salmo 147:4-5), con propósito (Jeremías 29:11), moral (Daniel 9:14), y protector (1 Pedro 5:6-7).
• Él debe ser de naturaleza sobrenatural (puesto que Él creó el tiempo y el espacio).
• Él debe ser omnipotente (excesivamente poderoso).
• Él debe ser eterno (auto-existente).
• Él debe ser omnipresente (Él creó el espacio y no está limitado por él).
• Él debe ser eterno e inmutable (Él creó el tiempo).
• Él debe ser inmaterial porque trasciende el espacio y lo físico.
• Él debe ser personal (lo impersonal no puede crear la personalidad).
• Él debe ser infinito y único puesto que no puedes tener dos infinitos.
• Él debe ser plural y sin embargo tener unidad puesto que la unidad y la diversidad existen en la naturaleza.
• Él debe ser omnisciente (supremamente inteligente). Solo un ser cognoscitivo puede producir seres cognoscitivos.
• Él debe tener propósito puesto que creó todo deliberadamente.
• Él debe ser moral (ninguna ley moral puede obtenerse sin un dador).
• Él debe ser protector (o no habrían sido dadas leyes morales).
Siendo ciertas estas cosas, ahora preguntamos si alguna religión en el mundo describe a tal Creador. La respuesta a esto es sí: el Dios de la Biblia se ajusta perfectamente a este perfil. Él es sobrenatural (Génesis 1:1), poderoso (Jeremías 32:17), eterno (Salmo 90:2), omnipresente (Salmo 139:7), eterno/inmutable (Malaquías 3:6), inmaterial (Juan 5:24), personal (Génesis 3:9), necesario (Colosenses 1:17), infinito/único (Jeremías 23:24, Deuteronomio 6:4), plural pero con unidad (Mateo 28:19), inteligente (Salmo 147:4-5), con propósito (Jeremías 29:11), moral (Daniel 9:14), y protector (1 Pedro 5:6-7).
Un último punto por abordar sobre el tema de
la existencia de Dios, es el asunto de cuán justificable es en realidad la
posición del ateísmo. Puesto que el ateo afirma que la posición del creyente no
es convincente, sólo es razonable voltear la pregunta y dirigirla de regreso a
él. La primer cosa por entender es la afirmación que hace el ateo – “sin dios,”
que es lo que significa “ateo” – es una posición insostenible de adoptar desde
el punto de vista filosófico. Como dice el jurista y filósofo Mortimer Adler,
“Una proposición existencial afirmativa puede ser probada, pero una proposición
existencial negativa – una que niega la existencia de algo – no puede ser
probada.” Por ejemplo, alguien puede asegurar que las águilas rojas existen y
alguien más puede asegurar que las águilas rojas no existen. El primero sólo
necesita encontrar una sola águila para probar su afirmación. Pero el segundo
debe peinar el universo entero y literalmente estar en todo lugar al mismo
tiempo para asegurarse que él no ha pasado inadvertida ninguna águila roja en
alguna parte y en algún momento, lo cual es imposible de hacer. Esto es por lo
que los ateos intelectualmente honestos, admitirán que ellos no pueden probar
que Dios no existe.
En seguida, es importante entender el problema que rodea la seriedad de las afirmaciones de la verdad que se han hecho, y la cantidad de evidencia requerida para respaldar ciertas conclusiones. Por ejemplo, si alguien pone dos vasos de limonada frente a ti, y te dice que una puede ser más ácida que la otra; puesto que las consecuencias de elegir la bebida más ácida no son serias, no necesitarías una gran cantidad de evidencia para tomar tu decisión. Sin embargo, si el anfitrión le añadiera azúcar a un vaso pero en el otro pusiera veneno para ratas, entonces querrías tener la suficiente evidencia antes de tomar tu decisión.
Aquí es donde una persona sopesa las evidencias, al tratar de decidir entre el ateísmo y el creer en Dios. Puesto que el optar por el ateísmo podría resultar en irreparables consecuencias eternas, parecería que debiera demandarse del ateo presentar pruebas fundamentales y de peso para apoyar su postura, pero no puede. El ateísmo simplemente no puede presentar la prueba para la evidencia por la gravedad de los cargos que hace. En vez de ello, el ateo y aquellos a quien él convence de su posición, se deslizan a la eternidad con sus dedos cruzados, esperando no encontrar la desagradable verdad de que la eternidad realmente existe. Como dice Mortimer Adler, “Más consecuencias para la vida y la acción se derivan de la afirmación o negación de Dios, que de ninguna otra pregunta básica.”
Así que ¿el creer en Dios tiene una garantía intelectual? ¿Existe un argumento racional, lógico y razonable para la existencia de Dios? Absolutamente. Mientras que los ateos tales como Freud aseguran que aquellos que creen en Dios simplemente quieren el cumplimiento de un deseo, tal vez es Freud y sus seguidores quienes realmente sufren del cumplimiento de un deseo: la esperanza y el deseo de que no haya un Dios, ni a quién entregar cuentas, y por lo tanto tampoco un juicio. Pero refutando a Freud está el Dios de la Biblia, quien afirma Su existencia y el hecho de que verdaderamente vendrá un juicio para aquellos que sabían dentro de ellos mismos la verdad de que Él existe, pero que suprimieron esa verdad ( Romanos 1:20). Pero para aquellos que responden a la evidencia de que realmente existe un Creador, Él ofrece el camino de salvación que ha sido logrado a través de Su Hijo, Jesucristo: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13)
En seguida, es importante entender el problema que rodea la seriedad de las afirmaciones de la verdad que se han hecho, y la cantidad de evidencia requerida para respaldar ciertas conclusiones. Por ejemplo, si alguien pone dos vasos de limonada frente a ti, y te dice que una puede ser más ácida que la otra; puesto que las consecuencias de elegir la bebida más ácida no son serias, no necesitarías una gran cantidad de evidencia para tomar tu decisión. Sin embargo, si el anfitrión le añadiera azúcar a un vaso pero en el otro pusiera veneno para ratas, entonces querrías tener la suficiente evidencia antes de tomar tu decisión.
Aquí es donde una persona sopesa las evidencias, al tratar de decidir entre el ateísmo y el creer en Dios. Puesto que el optar por el ateísmo podría resultar en irreparables consecuencias eternas, parecería que debiera demandarse del ateo presentar pruebas fundamentales y de peso para apoyar su postura, pero no puede. El ateísmo simplemente no puede presentar la prueba para la evidencia por la gravedad de los cargos que hace. En vez de ello, el ateo y aquellos a quien él convence de su posición, se deslizan a la eternidad con sus dedos cruzados, esperando no encontrar la desagradable verdad de que la eternidad realmente existe. Como dice Mortimer Adler, “Más consecuencias para la vida y la acción se derivan de la afirmación o negación de Dios, que de ninguna otra pregunta básica.”
Así que ¿el creer en Dios tiene una garantía intelectual? ¿Existe un argumento racional, lógico y razonable para la existencia de Dios? Absolutamente. Mientras que los ateos tales como Freud aseguran que aquellos que creen en Dios simplemente quieren el cumplimiento de un deseo, tal vez es Freud y sus seguidores quienes realmente sufren del cumplimiento de un deseo: la esperanza y el deseo de que no haya un Dios, ni a quién entregar cuentas, y por lo tanto tampoco un juicio. Pero refutando a Freud está el Dios de la Biblia, quien afirma Su existencia y el hecho de que verdaderamente vendrá un juicio para aquellos que sabían dentro de ellos mismos la verdad de que Él existe, pero que suprimieron esa verdad ( Romanos 1:20). Pero para aquellos que responden a la evidencia de que realmente existe un Creador, Él ofrece el camino de salvación que ha sido logrado a través de Su Hijo, Jesucristo: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” (Juan 1:12-13)
Como dijo el obispo José Butler en su
Analogía, la evidencia respecto al Dios de la Biblia es lo suficientemente
convincente como para echar sobre nosotros una responsabilidad moral. Tenemos
que escoger, ya sea por o en contra de Dios. El Dr. Machen acostumbraba decir
que es como si estuviéramos en una isla que está pronta a hundirse. Vivimos una
vida terrenal que tendrá que terminar. No tendremos argumentos ciento por
ciento demostrativos al intelecto, pero estando en tal isla, nos vemos
obligados a tomar el mejor pasaje posible al lugar de seguridad más
probable. Estamos en un mundo donde el pecado y
la miseria abundan. El evangelio cristiano pudiera ser la verdad. La evidencia
es bastante poderosa de que somos moralmente culpables si no prestamos atención.
En verdad, esta evidencia, comparada con la evidencia en otros asuntos, es
abrumadora, tanto que Pablo tiene razón al decir que aquellos que tienen la
evidencia y no aceptan la gracia de Dios no tienen excusa.
Es posible que el incrédulo sea convencido y
el cristiano sea grandemente ayudado por los argumentos. Pero tenemos mucho
más. Tenemos la obra convincente y regeneradora del Espíritu
Santo, obrando fe en nuestros corazones (Ef 2:8-10; Flp 2:13). No
andamos a tientas, ni seguimos sólo un destello, ni damos un «salto en la
obscuridad»; «andamos en la luz»
(1 Jn 1:7).
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