jueves, 12 de abril de 2018

La Pereza



!Que pereza!



La pereza


Falta de ánimo o impulso para hacer algo o trabajar; ociosidad; desidia; holgazanería; indolencia.
 La palabra griega o·kne·rós significa “indolente; perezoso”. (Mt 25:26; Ro 12:11, NTI.)
El individuo indolente se caracteriza por su negligencia, falta de actividad y de aplicación en el cumplimiento de las obligaciones
Me voy a referir al tema de la pereza, tres puntos:
1 - La forma de pensar del perezoso.
2 - Las consecuencias de la pereza.
3  - Evitar la indolencia en el estudio y en el ministerio.


-       Unas 30 veces está rechazada la actitud del perezoso en el Nuevo Testamento: 4 veces con el concepto de "ociosidad (a-takteo), 9 veces con la idea de inactividad (argeo), 4 con el rechazo de la lentitud (okneo), 2 con el término e indolencia (norzos) y 12 con la condena a la tardanza (bradys) o al retraso (jronidso).

-        El dejarse llevar de la pereza es pues un pecado en la medida en que se es consciente que el tal comportamiento perjudica a los demás y perjudica la propia vida espiritual y, con frecuencia, la humana.


-       ¡Perezoso no es sólo el que deja pasar el tiempo sin hacer nada!, el ocioso; sino también el que realiza muchas cosas, pero rehúsa llevar a cabo su obligación concreta: escoge sus ocupaciones según el capricho del momento, las realiza sin energía, y la mínima dificultad es suficiente para hacerle cambiar de trabajo. El perezoso es amigo de las «primeras piedras», pero su incapacidad para un trabajo continuo, metódico y profundo, le impide poner las últimas, acabar con perfección lo que ha comenzado.


1 - La forma de pensar del perezoso.

En el libro de Proverbios encontramos una descripción del perezoso.

A - Ante todo, inventa obstáculos para justificarse y no emprender un proyecto. “El camino del perezoso es como seto de abrojos.” (Pr 15:19.)

B - Ve su tarea como un camino lleno de abrojos, muy difícil de andar, y da excusas ridículas para su holgazanería, diciendo: “¡Hay un león afuera! ¡En medio de las plazas públicas seré asesinado!”, como si un peligro que realmente no existe dificultase el trabajo. (Pr 22:13.) 

C - La pereza va acompañada con frecuencia de la cobardía, que consiste en retraerse debido al temor. (Mt 25:26)

Tal persona da rienda suelta a razonamientos engañosos e imaginarios: puede pensar que el trabajo afectará su salud o que está demasiado cansado; puede parecerle que ‘el mundo le debe la manutención’, y, además, tener el hábito de postergar un trabajo hasta “mañana”. (Pr 20:4.)


2 - Las consecuencias de la pereza.

Aunque la persona perezosa puede pensar que se pondrá a trabajar más tarde, las consecuencias de su pereza le alcanzan súbitamente, y es demasiado tarde.

A -  pues se le dice: “Un poco más de sueño, un poco más de dormitar, un poco más de cruzar las manos para estar acostado, y tu pobreza ciertamente vendrá justamente como algún vagabundo, y tu carencia como un hombre armado”. (Pr 6:9-11.)

B - Sea que se tome de forma literal o figurada, la descripción de la situación en que se encuentra el perezoso resulta cierta: “Pasé junto al campo del individuo perezoso y junto a la viña del hombre falto de corazón. Y, ¡mira!, todo ello producía mala hierba. Ortigas cubrían su mismísima superficie, y su mismo muro de piedra había sido demolido”. “Por gran pereza se hunde el envigado, y porque se dejan bajar las manos hay goteras en la casa.” (Pr 24:30, 31; Ec 10:18.)

C - Al final, la pereza del holgazán le llevará a la calamidad, pues “el mismísimo deseo vehemente del perezoso le dará muerte”. Desea con vehemencia cosas que no merece o que son impropias. Incluso puede arruinarse al intentar conseguirlas. En todo caso, el estar dominado por la pereza le aparta de Dios, la Fuente de la vida. (Pr 21:25.)

El cristiano que es perezoso no cultiva el fruto del espíritu, que aviva y activa a la persona (Hch 18:25), y se mete en dificultades. Cede a los deseos de la carne. No tardará en ‘andar desordenadamente’, ‘no haciendo ningún trabajo, sino entremetiéndose en lo que no le atañe’. (2Te 3:11.)

3  - Evitar la indolencia en el estudio y en el ministerio.
Se aconseja que se evite la pereza en el estudio y en la obtención de un entendimiento más profundo de los propósitos de Dios, así como en la participación en el ministerio cristiano.

A - El apóstol Pablo reprendió a algunos cristianos hebreos que no progresaban, diciéndoles: (1 Corintios 3:2)

 El  autor de Hebreos dice  “Ustedes se han hecho embotados [indolentes] en su oír. Porque, en realidad, aunque deberían ser maestros en vista del tiempo, de nuevo necesitan que alguien les enseñe desde el principio las cosas elementales de las sagradas declaraciones formales de Dios; y han llegado a ser como quienes necesitan leche, no alimento sólido”. (Heb 5:11, 12.)


B - También amonestó: “No sean holgazanes [perezosos] en sus quehaceres. Fulguren con el espíritu”. (Ro 12:11.)

C - Jesús predijo que habría una clase de personas que alegarían ser sus siervos, pero que se volverían indolentes e inicuos y no trabajarían por aumentar los intereses del Amo en la Tierra. Cuando este regresara, les quitaría aquello que había confiado a su cuidado y haría que se les arrojase “a la oscuridad de afuera” como un “esclavo que no sirve para nada”. (Mt 25:18, 24-30.)

Conclusión:
No hay lugar para la pereza en la vida de un cristiano. Un nuevo creyente es verazmente enseñado que “...por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9). Pero un cristiano puede volverse haragán si erróneamente cree que Dios no espera fruto de una vida transformada. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2:10). Los cristianos muestran su fe mediante sus obras. “. . . yo te mostraré mi fe por mis obras. . . Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.” (Santiago 2:1826). La pereza viola un propósito de Dios – las buenas obras. El Señor, sin embargo, fortalece a los cristianos para vencer la propensión carnal a la pereza, al darnos una nueva naturaleza (2 Corintios 5:17).

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