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jueves, 6 de enero de 2022

Cuál es el propósito principal de tu vida ¡No! ¡En tu vida!

 



Cuál es el propósito principal de tu vida ¡No! ¡En tu vida!


“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”


Filipenses 3:12-14


Propósito:

 Determinación firme de hacer algo. Objetivo que se pretende alcanzar.

Tener una meta clara o sino estaremos dando tumbos probando una y otra cosa y si por casualidad llegáramos no nos daríamos cuenta pues aun nosotros mismos no tenemos claro que queremos.


Perseverancia: 

La duración permanente o continua de una cosa o la firmeza y constancia en una acción.

Hay que pedirle a Dios sabiduría para reconocer el rumbo correcto, pero el saber la dirección no es sinónimo de alcanzarlo, debemos esforzarnos de igual manera la sabiduría ¡Cuando parar!


Introducción:


Entonces el  alcanzar la meta esta unida intrínsecamente con la perseverancia ósea no se puede separar la idea de alcanzar un propósito con la perseverancia para poder alcanzarlo.

Los propósitos en la vida son metas que en la vida nos proponemos desde una perspectiva positiva y se sostienen  por la perseverancia, hasta alcanzarlos.


I – V. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado


A - La vida es un viaje y este no termina hasta que termine nuestra vida, en ese lapso de tiempo no debemos desviar nuestra mirada del blanco, de la meta, del propósito por el cual estamos en esta vida.

 “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”

 Lucas 9:62


B - Lo importante en este versículo es que Pablo al ver asomarse los problemas no cambiaba el rumbo…

“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”

Romanos 8:17


C - La perseverancia es indispensable: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. 

¡Si ve para atrás no va a poder ver hacia adelante, corriendo el riesgo de salirse del camino!

¡Corremos el riesgo de volver a desear, lo que dejamos!


 “Y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud”

Éxodo 16:3


II - Pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta”


A - “olvidando lo que queda atrás”, ¡Nuestros pensamientos se pierden en el pasado o en el futuro!

Talvez:

- En lo que fuimos.

- En lo que no logramos alcanzar 

- En lo que nos hicieron


B - y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta

¿Cuál meta? 

R/ “¡Al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!”


A -  Proseguir a la meta requiere sinceridad y reconocimiento: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto”.


B – Propósito y perseverancia.


“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”

Hebreos 12:1-2


Concluyo con unas palabras del teólogo inglés William Barclay


“En la vida cristiana tenemos una meta. El cristiano no es un paseante que anda despreocupadamente por los senderos de la vida, sino un viandante que sabe adónde va. No es un turista que vuelve a pasar la noche a su punto de partida, sino un peregrino que siempre va de camino. La meta es nada menos que la semejanza con Cristo. La vida cristiana tiene un destino, y estaría bien que al final de cada día nos preguntáramos: ¿Cuánto he avanzado?”

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