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sábado, 7 de diciembre de 2019

La letra mata pero el Espíritu vivifica


La letra mata pero el Espíritu vivifica


“No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más| el espíritu vivifica.” 2 Corintios 3:5-5.






I - Muchos líderes espirituales utilizan ciertos pasajes bíblicos fuera de sus contextos para probar que no es necesario estudiar para servir a Dios. 

Dicen que los discípulos eran simples obreros, pescadores sin educación y que el mismo Jesús no tuvo una educación universitaria y fue un gran maestro. 
A simple vista, esto parecería real, pero si investigamos la cultura de los tiempos bíblicos llegaremos a otra conclusión tal es el caso. 

En 2 Corintios 3.6, letra no se refiere al estudio, mucho menos al estudio de las Escrituras. Sino que más bien, letra (gramma) se refiere aquí a un documento, ya sea en forma de libro o manuscrito, o también a un libro relativamente largo. 

Es una referencia al Viejo Pacto en contraposición al Nuevo Pacto. Es usada en contraposición al Espíritu tres veces en las cartas de Pablo (Ro. 2.29, 7.6; 2 Cor. 3.6). Sin embargo, La ‘letra’ no se refiere a los códigos moral aquí no de la Ley, debido a que en referencia a los mismos Pablo usa un término griego diferente, en adición, Pablo tiene una alta estima por el Antiguo Testamento, nunca se referiría al estudio del mismo como “mata”. 

Y aunque Pablo usa la frase ‘La letra’ como un sinónimo para la Ley mosaica, la misma no es en sí misma mala sino que “la Ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno.” (Ro.7.12). 

Lo malo es querer usarla para obtener nuestra salvación por nuestros propios medios. Es decir, que se refiere aquí al esfuerzo humano por auto justificarse delante de Dios a través de guardar la Ley.  

El esfuerzo humano por guardar la Ley no puede producir una renovación en sí misma, sino que tiene que ser efectuada por el Espíritu Santo debido a que nadie puede guardar perfectamente los mandamientos de Dios, el ser humano está bajo la maldición que viene consecuencia de esto, maldición que Cristo mismo llevo en la Cruz del Calvario.

La letra, es decir, los mandamientos de Dios, matan a aquellos que los quieren usar como un medio para justificarse por sus propios méritos delante de Dios.

II - La interpretación “Errónea” del verso en líneas generales ha sido la siguiente: “La letra, es decir los Estudios de la Biblia (Estudios Teológicos) te alejan de Dios, mientras que la comunión con el Espíritu Santo te acerca a Dios.” Pero, ¿Cuál es el problema con esta interpretación? Tal interpretación es diabólica, y asume erradamente lo siguiente:

1 - La letra en el pasaje se refiere al estudio de la Biblia. La vivificación del Espíritu Santo se produce aparte de la Palabra.

2 - El Espíritu Santo opera de manera independiente de la Palabra. Es decir, alguien puede crecer en comunión con Dios y madurez a la semejanza de Cristo Jesús sin la renovación de su mente a través de las Escrituras.

3 - La Palabra opera de manera independiente del Espíritu. Es decir, el estudio de las Escrituras puede llevarse a cabo aparte del Espíritu Santo, de manera puramente intelectual.


III - ¿Qué significa entonces, ‘la letra mata, pero el Espíritu vivifica’?

Había personas en Corinto que dudaban del apostolado y la autoridad de Pablo. Probablemente algunos falsos maestros intentaban desviar a la congregación de la autoridad apostólica. Sin embargo, para Pablo no había duda alguna: “Como de parte de Dios, hablamos en Cristo delante de Dios” (2 Co. 2:17).

Pablo continúa explicando que no era necesario mostrar algún tipo de currículum vitae. Ni siquiera necesitaba alguna carta de recomendación, porque la carta eran los creyentes en Corinto, una carta “redactada por nosotros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones humanos” (2 Co. 3:3). 
Este verso nos da una pista para interpretar 2 Corintios 3:6, pues vemos el contraste que Pablo hace entre las “tablas de piedra” —una referencia al pacto de la ley del Antiguo Testamento—, y la obra del Espíritu, la cual se hace directamente en el corazón humano.

Indudablemente Pablo está pensando en pasajes como:

“Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días’, declara el SEÑOR. ‘Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo”  Jeremías 31:33.

“Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Pondré dentro de ustedes Mi espíritu y haré que anden en Mis estatutos, y que cumplan cuidadosamente Mis ordenanzas”, Ezequiel 36:26.

El apóstol estaba diciendo que su autoridad apostólica era evidente pues el Espíritu había transformado sus vidas mediante la predicación del evangelio por parte de Pablo y aquellos que ministraban junto a él. Esto no era algo que Pablo había logrado por sí mismo, ¡para nada! Esa suficiencia no venía de ellos mismos (2 Co. 3:5), más bien:

“Nuestra suficiencia es de Dios, el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu” 2 Corintios 3:5-6.
Aquí está la clave: Pablo (y los apóstoles) era ministro del nuevo pacto (del Espíritu), no del antiguo pacto (de la letra). Y justamente después escribe: “Porque la letra mata, pero el Espíritu da vida” (2 Co. 3:6).

IV - Contraste entre pactos

Este versículo, entonces, se refiere a un contraste entre dos pactos: el antiguo y el nuevo. El antiguo pacto, dice Pablo, es el de la letra, y mata. Por el otro lado, el nuevo pacto, del Espíritu, vivifica.

 ¿Cómo entender esto?
El antiguo pacto, escrito en letra, mata por varias razones. 

Primeramente, era un pacto “de muerte” (2 Co. 3:7), sin capacidad de dar vida, sino todo lo contrario. El pecado que mora en el ser humano se aprovecha del mandamiento para producir más pecado (Ro. 7:8) y finalmente la muerte (Ro. 7:11). Este pacto, por sí mismo, no tenía capacidad alguna de producir vida. Era un código condicional que Dios había hecho con su pueblo, pero que sin embargo quedaría reemplazado por un nuevo y mejor pacto (He. 7:22, 8:6, 12:24).

Segundo, era un pacto “de condenación” (2 Co. 3:9). Tanto así que la persona bajo ese pacto estaba bajo maldición (Dt. 27:26; Gá. 3:10). Ninguna persona podía cumplir con los requisitos de la ley, y por lo tanto, toda persona bajo ese pacto sería juzgada y encontrada culpable.

El nuevo pacto viene con la promesa y el poder del Espíritu Santo, con la ley escrita en el corazón; es el pacto de la regeneración, es el pacto que produce vida.

Por el otro lado, el nuevo pacto, el del Espíritu, “da vida”. Este nuevo pacto inaugurado y mediado por el Señor Jesucristo (Mt. 26:28; Mr. 14:24; Lc. 22:20; 1 Co. 11:25; He. 12:24) era el mismo prometido en el Antiguo Testamento (Ez. 36:26; He. 8:8). A diferencia del antiguo pacto, este nuevo venía con la promesa y el poder del Espíritu Santo (Jer. 31:31), con la ley escrita no en tablas sino en el corazón (Jer. 31; Ez. 36). El nuevo pacto es el pacto de la regeneración (Ez. 37), es el pacto que produce vida (Jn. 6:63; Ro. 8:6).

Así que Pablo, en este texto, enseña la maravillosa bendición que tenemos aquellos que estamos bajo el pacto de vida por medio de la regeneración del Espíritu, por la obra de obediencia de Jesucristo al Padre.

Conclusión:

Cuando nos enfrentamos a algún texto difícil en las Escrituras, lo mejor que podemos hacer es mirar el contexto, tanto el inmediato como el más amplio. Es importante tener un panorama robusto y completo de toda la Palabra, para interpretar la Biblia con la Biblia misma. Así no caeremos en condenación, sino que seremos, como Pablo, ministros y proclamadores del nuevo pacto que trae vida.

Habiendo aclarado el significado de este texto, le aseguramos que la Biblia nunca promueve la mediocridad ni la pereza en la enseñanza.
-          Por el contrario se nos insta a “trazar correctamente” las enseñanzas de la Palabra de Dios 2 Timoteo 2:15
-          Jesús usa un verbo imperativo en juan 5:39 lo cual es un orden escudriñad las escrituras “Un mandato del Señor”
-          En 2 Pedro 1:19-21 El apóstol nos insta también a escudriñar las escrituras.

Deseamos animarle a buscar las oportunidades para recibir educación formal e informal que le capacite para servir al Señor de la mejor manera posible. Si usted quiere ser un consejero espiritual, un diácono, un maestro de escuela dominical, y mucho más si aspira a ser un anciano o pastor de su iglesia necesita profundizar en el conocimiento de Las Sagradas Escrituras. Comience con un estudio bíblico por correspondencia. Luego puede tomar cursos que ofrecen algunos institutos bíblicos. Hay muchos recursos gratuitos o a bajo costo en línea que puede aprovechar. Recuerde mientras más preparado está el siervo mayor será el impacto y el uso que Dios le dé.

El conocimiento de las cosas eternas no ha de ser causa de orgullo pues quien nos hace competentes para poder saber y entenderlo es Dios. De donde si hay orgullo personal no viene de Dios es simple sabiduría humana suponiendo entender lo que no conoce pues si la conociera “solo humildad cabria en el corazón del hombre” al comprender su bajeza ante la enormidad y magnificencia del amor de Dios.

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