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viernes, 11 de mayo de 2018

Un hombre que ama a Dios

Un hombre que ama a Dios


1- El  NT manifiesta que hay ciertas formas a través de las cuales el amor puede ser mal dirigido. 

I -  El amor del mundo es un amor mal dirigido (1 Jn. 2:15).
Demas desamparó a Pablo por amar al mundo (2 Ti. 4:10). Un hombre puede amar tanto lo temporal, que olvida lo eterno; puede amar tanto los premios del mundo, que olvida los premios últimos y esenciales que tienen que ver con la eternidad. Un hombre puede amar al mundo de tal manera, que acepta sus normas y abandona las de Cristo.
II - El amor al prestigio personal es un amor mal dirigido.
 Los escribas y fariseos amaban los principales asientos en las sinagogas y las alabanzas de los demás (Lc. 11:43; Jn. 12:43). La pregunta de un hombre debe siempre ser: "¿Qué piensa Dios de mi conducta?" Y, no: "¿Qué piensan los hombres de mi conducta?"
III - El amor a las tinieblas y el miedo a la luz es la inevitable consecuencia del pecado (Jn. 3:19).
Tan pronto un hombre peca, tiene algo que ocultar; y, entonces, ama las tinieblas. Ahora bien, las tinieblas pueden ocultarlo de los hombres, pero no de Dios.


2- Cómo se adquiere el amor. 

Dios utilizó su espíritu al crear al primer hombre y la primera mujer, y les dio una medida de este atributo suyo, el amor, además de la capacidad de desplegarlo, ensancharlo y enriquecerlo. El amor es un fruto del espíritu de Dios. (Gál 5:22.) Como tal, no es una cualidad que se tiene sin saber por qué, como puede suceder con ciertas aptitudes físicas o mentales, la belleza física, el talento para la música u otras cualidades similares que se heredan.
 
I - se desarrolla adquiriendo conocimiento de Dios y al servirle
 II - cultivando la meditación y el aprecio.
Solo cultivando así el amor se puede llegar a ser imitador de Dios, la Fuente del amor. (Sl 77:11; Ef 5:1, 2; Ro 12:2.)
III –Adán no lo hizo, por lo que no progresó hacia la perfección del amor
 No estaba unido a Dios por ese vínculo perfecto de unión. No obstante, aun en estado de imperfección y pecado, transmitió a su prole, producida “a su imagen”, la facultad y capacidad de amar (Gé 5:3), y en general la humanidad expresa ese amor, aunque con frecuencia es un amor mal dirigido, deteriorado y torcido.


  3 - La forma característica de este amor en el Nuevo Testamento es el amor. 

I -  por los demás cristianos (Jn. 15.12, 17; Gá. 6.10; 1 P. 3.8; 4.8; 1 Jn. 2.10; 3.14),
II - como también por los que están afuera, expresado esto por los esfuerzos evangelísticos (Hch. 1.8; 10.45; Ro. 1.15s)
III - y por el sufrimiento paciente ante las persecuciones (1 P. 2.20).
IV - El cristiano ama a su hermano:
- a fin de imitar el amor de Dios (Mt. 5.43, 45; Ef. 5.2; 1 Jn. 4.11);
- porque ve en él alguien por el cual Cristo murió (Ro. 14.15; 1 Co. 8.11)
- porque ve en él a Cristo mismo (Mt. 25.40).
V - La sola existencia de este amor mutuo, que lleva a la unidad del pueblo cristiano
 (Ef. 4.2s; Fil2 1.ss), es la señal por excelencia que tiene el mundo exterior de la realidad del discipulado cristiano (Jn. 13.35).
 

 

Conclusión:
 

“Un hombre que dice amar a Dios, lo podrá llevar a cabo, siempre y cuando entienda que lo ara al amar a su prójimo.  No es con  una falsa humildad de una relación “solo con Dios” y al mismo tiempo y de la manera más antagónica menospreciar al prójimo”   

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