Un hombre que ama a Dios
1- El NT manifiesta que hay ciertas formas a través de las cuales
el amor puede ser mal dirigido.
I - El amor del mundo es un amor mal dirigido (1 Jn. 2:15).
Demas desamparó a Pablo por amar al mundo (2 Ti. 4:10). Un hombre puede
amar tanto lo temporal, que olvida lo eterno; puede amar tanto los
premios del mundo, que olvida los premios últimos y esenciales que tienen
que ver con la eternidad. Un hombre puede amar al mundo de tal manera,
que acepta sus normas y abandona las de Cristo.
II - El amor al prestigio personal es un amor mal dirigido.
Los escribas y fariseos amaban los principales asientos en las
sinagogas y las alabanzas de los demás (Lc. 11:43; Jn. 12:43). La
pregunta de un hombre debe siempre ser: "¿Qué piensa Dios de mi
conducta?" Y, no: "¿Qué piensan los hombres de mi
conducta?"
III - El amor a las tinieblas y el miedo a la luz es la inevitable
consecuencia del pecado (Jn. 3:19).
Tan pronto un hombre peca, tiene algo que ocultar; y, entonces, ama las
tinieblas. Ahora bien, las tinieblas pueden ocultarlo de los hombres,
pero no de Dios.
2- Cómo se adquiere el amor.
Dios utilizó su espíritu al crear al primer hombre y la primera mujer, y
les dio una medida de este atributo suyo, el amor, además de la capacidad
de desplegarlo, ensancharlo y enriquecerlo. El amor es un fruto del
espíritu de Dios. (Gál 5:22.) Como tal, no es una cualidad que se tiene
sin saber por qué, como puede suceder con ciertas aptitudes físicas o
mentales, la belleza física, el talento para la música u otras cualidades
similares que se heredan.
I - se desarrolla adquiriendo conocimiento de Dios y al servirle
II - cultivando la meditación y el aprecio.
Solo cultivando así el amor se puede llegar a ser imitador de Dios, la
Fuente del amor. (Sl 77:11; Ef 5:1, 2; Ro 12:2.)
III –Adán no lo hizo, por lo que no progresó hacia la perfección del amor
No estaba unido a Dios por ese vínculo perfecto de unión. No
obstante, aun en estado de imperfección y pecado, transmitió a su prole,
producida “a su imagen”, la facultad y capacidad de amar (Gé 5:3), y en
general la humanidad expresa ese amor, aunque con frecuencia es un amor
mal dirigido, deteriorado y torcido.
3 - La forma característica de este amor en el Nuevo Testamento es
el amor.
I - por los demás cristianos (Jn. 15.12, 17; Gá. 6.10; 1 P. 3.8;
4.8; 1 Jn. 2.10; 3.14),
II - como también por los que están afuera, expresado esto por los
esfuerzos evangelísticos (Hch. 1.8; 10.45; Ro. 1.15s)
III - y por el sufrimiento paciente ante las persecuciones (1 P. 2.20).
IV - El cristiano ama a su hermano:
- a fin de imitar el amor de Dios (Mt. 5.43, 45; Ef. 5.2; 1 Jn. 4.11);
- porque ve en él alguien por el cual Cristo murió (Ro. 14.15; 1 Co.
8.11)
- porque ve en él a Cristo mismo (Mt. 25.40).
V - La sola existencia de este amor mutuo, que lleva a la unidad del
pueblo cristiano
(Ef. 4.2s; Fil2 1.ss), es la señal por excelencia que tiene el
mundo exterior de la realidad del discipulado cristiano (Jn. 13.35).
Conclusión:
“Un hombre que dice amar a Dios, lo podrá llevar a cabo, siempre y cuando
entienda que lo ara al amar a su prójimo. No es con una falsa
humildad de una relación “solo con Dios” y al mismo tiempo y de la manera
más antagónica menospreciar al prójimo”
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